A galope
Atravesé el campo abierto
a galope a pelo sobre una yegua
toda blanca y la panza
entre mis rodillas firmes.
Ellos miraban de lejos
una lady godiva
un jinete sin cabeza
una ilusión que atravesaba la tierra
y bajaron sus periódicos
soltaron las mandíbulas
mientras yo zigzagueaba limoneros.
Esa semana me caí tres veces
pero ni una
dejé que alguien me viera.
Fosa
Enterramos al sapo
le dimos
besitos en la boca
un conjuro
en medio del humedal
cavamos a cuatro manos
una forma de unirnos
a toda esa tierra
arenosa
el viento ágil
nuestro pelo demasiado corto
las uñas prolijas
redondas y rosas.
Ley
A la naturaleza siempre
respeto, dijiste, al mar picado
respeto a la noche en medio del monte
a los erizos encallados en la piedra
a la tormenta.
No podemos cambiar el curso, dijiste
pero mucho menos
tentarlo.
Crucifixión
Había un cadáver
en el patio del fondo
un cuerpo chiquito
de murciélago,
los brazos abiertos
y dos estacas
una en cada mano.
Yo los había visto ciegos
atados y muertos
pero nunca así
en cruz fumando
los chicos del barrio, se decía
los cazaban
decoraban los postes de luz
con pequeños altares
les metían cigarrillos en la boca
todavía vivos
los hacían fumar.
Hierba Mala
No quedó más de esa tarde
que mi cuerpo contra el alambrado
el pelo negro y la yegua
en su intento de arrancarme
del lomo como a garrapata
como a hierba mala, la carne
cediendo el paso.